Hace poco publiqué un post en mi blog acerca
de los retos
del turismo digital. En esa entrada destacaba la importancia del
turismo como palanca para los gobiernos,
empresas y profesionales a la hora de escapar de la larga e intensa crisis económica que llevamos sufriendo desde
verano de 2007.
Finalizaba mi artículo indicando que en
próximos post escribiría sobre lo que, a mi entender, son las habilidades y
competencias fundamentales que debe tener un directivo que desee gestionar con
eficacia y éxito su organización turística dentro del exigente ecosistema
digital.
Quisiera empezar con una contundente
afirmación: el nuevo #directivodigital
no puede permitirse el lujo de infraestimar las técnicas más innovadoras de
gestión empresarial aplicadas al sector turístico. Parece algo evidente, pero
la realidad muestra que un importante número de altos y medios ejecutivos del
sector prefieren moverse en una “zona de
confortabilidad” basada en su experiencia como gestores antes que
preocuparse por adquirir y/o renovar sólidos conocimientos y competencias en
nuevos modelos de dirección turística.
Infravalorar y desestimar las nuevas
tendencias en el management turístico
conducirá, inexorablemente, a desenfocar
nuestra orientación comercial
desde la perspectiva de valor al negocio. El
director del siglo XXI, por tanto, debe centrar esfuerzos en priorizar el área comercial y mantener bajo
control la gestión operativa como palanca de competitividad, trabajando el
área de operaciones desde una perspectiva de control de gestión, eficiencia y
sostenibilidad.
Bajo mi punto de vista, las nuevas áreas clave en las que el #directivodigital del sector turístico tiene
que desarrollar conocimiento y habilidades son:
- Ciclo comercial directo: Los cambios en los sistemas de búsqueda, elección y compra en el sector turístico han cambiado radicalmente con el desarrollo de las nuevas tecnologías digitales y dispositivos móviles. El canal directo adquiere una relevancia crítica en estos momentos, tanto por el potencial de crecimiento como por su rentabilidad.
- Tourist experience management: El turista actual no compra un producto o un servicio. Lo que desea vivir es una experiencia, en toda su amplitud. Ello generará valor añadido y, por tanto, nos permitirá diferenciarnos de los competidores y poder ofrecer una vivencia única que aumentará la fidelidad y prescripción de nuestra marca.
- Web, mobile & Social Media: Más que nunca internet ha venido a abrir una ventana al mundo. Las empresas turísticas venden y se relacionan con la globalidad del planeta. La capilarización de los dispositivos móviles han extendido exponencialmente el uso de internet a lo largo de todos los continentes y países. En las decisiones de compra cada vez tienen más peso la reputación y la imagen on line de las marcas turísticas.
- Eficiencia interna: La crisis mundial ha obligado a todas las compañías a replantearse sus procesos internos, sus estructuras de costes y los potenciales lucros cesantes. A través de cuadros de mando integrales y reingeniería de procesos los #directivosdigitales lograrán mejorar la eficiencia de la empresa turística, trasladando dichas mejoras tanto a la cuenta de resultado como al portfolio de precios/servicios.
- Sostenibilidad: Los modelos económicos competitivos no se entienden sin una preocupación verdadera por la sostenibilidad turística. La gestión innovadora en este campo sin duda reportará a las marcas turísticas una serie de valores diferenciales, legitimará a la empresa ante la sociedad y, por ende, redundará en una mayor ROI.
- Emprendeduría e intraemprendeduría turística: Las previsiones de la OMT auguran un crecimiento continuado del turismo hasta 2030, especialmente en los países emergentes asiáticos y las Américas. Esto implica importantes oportunidades de negocio para aquellos emprendedores turísticos que dispongan de las habilidades y recursos necesarios para poner en marcha su idea. Paralelamente, la aplicación de las capacidades emprendedoras dentro de las propias empresas turísticas se tornará cada vez más habitual y necesaria para competir con éxito.
Es responsabilidad de todo ejecutivo
relacionado con la industria turística preocuparse por estos innovadores
modelos de gestión. Estoy convencido que no
hacerlo conllevará una pérdida de competitividad y, en última instancia, de empleabilidad.
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